Durante este mes de Diciembre he estado realizando un seminario sobre el Camino de Santiago en la Ciudad de León, impartido por José Antonio Mateos en colaboración con el Instituto Bíblico Oriental, que tiene su sede en la parte trasera de la Colegiata de San Isidoro. El seminario se desarrolla en tres jornadas semanales durante tres semanas seguidas, el miércoles y el jueves por la tarde hay una clase teórica donde damos un repaso a todo lo que hay en nuestra ciudad, casi siempre a la vista y en zonas por las que pasamos infinidad de veces y que, la mayoría de las veces, nos han pasado desapercibidas. El sábado por la mañana es la jornada de visita por la ciudad, en la que vamos viendo todo lo que se nos ha mostrado durante las jornadas teóricas.
Debo decir que es una de las cosas que más me ha gustado hacer en mi ciudad, ya que he descubierto un montón de edificios con escudos nobiliarios en los que no había reparado, he comprobado la excelente conservación de las murallas romanas y medievales de la ciudad, he sabido de la existencia de Palacios, Hospitales, Torres, Conventos y demás edificios ya desaparecidos o de los que quedan unos pocos restos, pero he sabido situarlos aunque lo único que quede de ellos, con suerte, sean unas viejas fotografías de principios del siglo XX, como por ejemplo el Hospital de San Antonio, actualmente enclavado en el Complejo Hospitalario de la ciudad pero que antiguamente se encontraba en la Plaza de Santo Domingo y cuya denominación aún puede verse en la pequeña calle que comunica esta Plaza con la calle Legión VII, en una placa situada en la Iglesia de San Marcelo cuyo frente daba directamente a la parte lateral de ese Hospital. También he podido ubicar el antiguo Convento de Santo Domingo, que mucha gente en León aún recuerda ya que se demolió en la década de los sesenta del siglo pasado, que da nombre a la Plaza principal de la ciudad y del que se conservan muchas fotografías, alguna incluso ya en color.
Fue muy interesante conocer la historia de la fundación de la ciudad por las legiones romanas y como la muralla fue reforzándose hasta hacer de ella una ciudad inexpugnable, como fue repoblada en tiempos del Rey Ordoño I gracias, precisamente, a la solidez de unas murallas que se mantenían bien firmes a pesar de los siglos transcurridos desde su construcción, las vicisitudes de la ciudad al convertirse en cabeza del reino astur-leonés, el crecimiento y la formación de los barrios, como el judío o el de los francos, la importancia de la ciudad para los peregrinos del Camino de Santiago, las edificaciones que aún perviven como la Puerta Castillo (la única puerta romana aún en pie), la Basílica de San Isidoro, la Catedral, San Marcos, los Palacios de Villafañe, Guzmanes, Conde Luna, el ensanche de la ciudad y la desidia con la que se trataron los restos existentes para abrir nuevas avenidas… bueno, nada nuevo bajo el sol, porque tenemos un solar abandonado y lleno de maleza en el que se encuentran las ruinas de los Principia, el cuartel general romano, y que nadie se preocupa de restaurar. Cosas de este León nuestro que muchos parecen empeñados en dejar como un solar.
Hay que dejar constancia también de varias iniciativas muy interesantes, como el Centro de Interpretación Romano enclavado en la Casona de Puerta Castillo y que es un excelente museo sobre la historia romana de la ciudad, o el Museo del Reino de León, enclavado en el reconstruido Palacio del Conde Luna (sede también de la Universidad de Washington) y que podría ser una excelente aproximación a la grandeza del antiguo Reino de León, si no fuera porque se ve la mano de la Junta de Castilla ¿Y León? en esa exposición ya que hay constantes referencias a Castilla por todas partes, muchas de ellas sin venir a cuento y metidas con calzador, o aseveraciones como decir que en la época de Alfonso IX los reinos de León y Castilla vivían en franca armonía, cuando la realidad es que se estuvieron dando de bofetadas desde el mismo momento en que el Rey Leonés subió al trono. Prueba de ello es que León no acudió a la Batalla de las Navas de Tolosa por la enemistad existente con el Rey castellano Alfonso VIII, o que el propio monarca leonés desheredó a su hijo (Fernando III) por haber tomado ya posesión del Reino de Castilla y tratando de evitar la unión de los dos reinos en una sola corona. Así que me temo que de armonía nasti de plasti. Pero bueno, ya sabemos que para los bien adoctrinados y sumisos historiadores de la Junta el faltar a la verdad y al rigor histórico se ha convertido es su modus vivendi habitual… que una certeza histórica no te haga perder un buen sueldo, ¿verdad?
Lo cierto es podría estar hablando horas y horas sobre este seminario y sobre todo lo que he descubierto en este León mío gracias a él, pero seguro que me quedaría corto, así que mi consejo es que te apuntes para los siguientes. Habrá aún otras tres ediciones en los meses de febrero, abril y junio así que puedes escoger la que mejor te convenga. Te aseguro que no te arrepentirás.
Por cierto, todas las fotos que aparecen en este artículo son del propio José Antonio Mateos, sacadas de su perfi lde Facebook.