El Real Madrid ha vuelto a cambiar de entrenador, otro más en una especie de huida hacia delante de su presidente que parece estar cada día más y más perdido al frente de un institución que claramente le supera y que trata de controlar con decisiones tan controvertidas como esta.
La verdad es que el futuro de Benítez pintaba muy negro desde el 0-4 ante el Barcelona en el Bernabéu. La afición dictó sentencia, harta ya de tantos vaivenes, y reclamó no sólo la cabeza del entrenador sino también la del propio presidente. Bueno, dejemos claro que la afición del Real Madrid no es precisamente la mejor del mundo, demasiado aficionada a pitar a su equipo a la mínima en vez de apoyar en los momentos difíciles. Eso es algo que se tienen que mirar y mucho. Pero que sabe de fútbol es innegable, el aficionado del Real Madrid ha disfrutado de tardes de gloria con su equipo, de buen juego, de muchos triunfos y también de muchos sinsabores que le han hecho ser exigente como pocas aficiones hay en España, quizás más de lo debido. Jugadores como Casillas, Butragueño o el propio Di Stéfano lo sufrieron en su momento. Y ahora le había tocado el turno a Benítez, al que nadie le perdonaba haber hecho el ridículo en casa ante el eterno rival. Y Florentino Pérez el que menos, a pesar de sus apariciones ante la prensa ratificando al entrenador, algo que suele ser premonitorio de un cese como así ha ocurrido.
Debo decir que esta situación me ha recordado mucho a la temporada 91-92, cuando el entonces presidente Ramón Mendoza cesó a Radomir Antic con el equipo siendo líder de la liga para colocar en el banquillo al holandes Leo Beenhakker, al que había fichado unos meses antes como director técnico en una clarísima maniobra de presión sobre el entrenador yugoslavo al que se quería cargar cuanto antes. Y como los resultados no acompañaban pues decidió hacerlo por las bravas, con el consabido cuento de que «el equipo no juega bien y no da espectáculo». Bueno, el resultado de aquella carnavalada de Mendoza fue la desintegración del equipo y la pérdida de todos los títulos en juego, incluyendo la liga en aquel fatídico partido de Tenerife.
Pues parece ser que el carnaval sigue anclado en el Bernabéu y que no se ha aprendido nada de los errores del pasado. Creo que esta locura se inició cuando se cesó a Del Bosque, un entrenador que había demostrado saber lidiar con una plantilla plagada de estrellas y sacarle un gran rendimiento pero que sufrió en sus carnes la florentinitis del no dar espectáculo, que parece ser el mantra más invocado en la casa blanca. Desde entonces (2003) el Real Madrid ha tenido catorce entrenadores. Sí, sí, lo habéis leído bien, CATORCE entrenadores, una barbaridad para un club deportivo que lo que necesita es estabilidad para conseguir resultados, algo de lo que Florentino Pérez se ha alejado no se si de forma irreparable, consumido por su barcelonitis y su titulitis aguda.
Pero lo de este último año roza ya el esperpento. No sólo se cesa a un técnico excelente como Carlo Ancelloti (que hizo al equipo campeón de Europa tan solo un año antes), no solo se echa por la puerta de atrás a Iker Casillas para hacer un ridículo espantoso a nivel mundial con el fallido fichaje de De Gea, sino que ahora se cesa también a Rafa Benítez apenas siete meses después de iniciar su periplo como entrenador del Real Madrid. Todo un ejemplo de paciencia y de saber construir un equipo. De todas formas todo tiene su explicación, y es que ya desde el año pasado se sabe que Florentino Pérez estaba como loco por colocar a Zinedine Zidane como entrenador del primer equipo a pesar de su escasa experiencia en el cargo, ya que solo ha entrenado al Castilla y no con muy buenos resultados, porque ni siquiera pudo clasificar al equipo la temporada pasada para el playoff de ascenso a 2ª División. Pero por lo visto eso no le ha importado al presidente madridista, Zizou es su ojito derecho y ya lo tiene en el banquillo merengue.
Me gustaría pensar que esta decisión va a ser buena para el equipo, y ojalá me equivoque pero creo que no lo es. El Real Madrid (o más bien su presidente) necesita tranquilidad, iniciar un proyecto y mantenerlo varios años pase lo que pase, dar carta blanca al entrenador para que jueguen los que él crea conveniente y se traspasen los que aportan poco o nada al club, dejar de fichar jugadores para vender camisetas y contratar a los que realmente necesita el equipo, mirar más hacia la cantera en donde hay jugadores excelentes que, año tras año, se van a triunfar a otros clubes (¿hablamos de Morata?), dejar de obsesionarse con ganar varios títulos por año y, sobre todo, dejar de mirar tanto hacia Barcelona y empezar a mirar más hacia Madrid. Sólo así se podrá volver a disfrutar de un Real Madrid ganador y del que los aficionados nos podamos sentir orgullosos. Mientras esto no sea así, que me perdonen pero yo sigo de baja del fútbol.
PD.- Hace tres años se estuvo a punto de cesar a Pablo Laso como entrenador de la sección de baloncesto del Real Madrid. Al final no se hizo y se aguantó, y el resultado lo conocemos todos; el Real Madrid ganó la temporada pasada todos los títulos que disputó, incluyendo la tan ansiada Copa de Europa. Creo que la sección de fútbol debería aprender de ello.
flamio
05/01/2016 at 09:17
Yo no soy madridista, pero de los dos dictadores de la liga española es el que mejor me cae. Cosas como las de Guardiola en el Barcelona, pasan una vez de cada cien, y no sé si han pasado ya 99 desde que pasó eso. No dar ni siquiera una temporada para intentar demostrar lo que vale, me parece injusto, pero en un club al que se protege a un tío que va en un coche a 200 por hora, ¿qué puede ser justo?