25 Dic
1:47

Dejad que el fútbol aprenda del rugby

Antes de meterme con este farragoso asunto, dejadme que os diga que yo fui futbolero como el que más durante mucho tiempo. Me encantaba ir al bar con los amigos a ver los partidos del Madrid (sí, soy merengón puro, por si no lo sabías), tomarnos unas cañas y picarnos un poco los unos a los otros dependiendo de quien ganaba el partido, los del Madrid contra el Barça y viceversa, los del Aleti un poco despistados sobre a quien pinchar (sobre todo porque casi siempre perdían) y, eso sí, todos contra el único que había del Valencia, por aquello de que nadie entendía como en una ciudad como León podía haber aficionados che. Pues los hay, oiga, curiosidades que tiene el mundo de la pelota redonda.

Una de las alineaciones del Madrid de cuando aún disfrutaba viendo fútbol

Una de las alineaciones del Madrid de cuando aún disfrutaba viendo fútbol

Con los años fui perdiendo el interés por un deporte que cada vez se parecía menos a eso, a un deporte, mercantilizado hasta el máximo, con clubes (el mío el primero) más preocupados de sus resultados económicos que de los deportivos y con las televisiones destrozando poco a poco la liga con horarios absurdos, hasta el punto de que seguir la competición durante un fin de semana se ha llegado a convertir en un quimera imposible. Qué recuerdos aquellas tardes de domingo frías y lluviosas en las que te sentabas en el calefactado salón de tu casa con la radio a escuchar el carrusel deportivo, con la quiniela a tu derecha esperando el gol del Rayo Vallecano que te permitiera acertar doce, y que después de un rato no solo no había llegado sino que además los goles del Betis, del Bilbao y del Coruña (si, lo siento, yo los sigo llamando así, como casi todos los españoles) habían dejado tu quiniela con un máximo de siete aciertos y con la sensación de que tu cultura futbolística menguaba semana a semana, lo que no te impedía volver el jueves siguiente a echar otra quiniela convencido de que, esta vez sí, habías dado con la combinación ganadora. ¡Angelito!

Hace años que he abandonado el fútbol, me interesa más bien poco lo que suceda con el balón redondo, me repugna que los programas de deportes no le dediquen ni un solo minuto a los deportes y sólo hablen de fútbol (que, repito, hace tiempo que dejó de ser deporte), que los programas nocturnos sean lo más parecido a los vomitivos espacios de cotilleos o el que la prensa deportiva no empiece con los deportes de verdad hasta la página 34, la mayoría de las veces con artículos escritos con poca seriedad por gente (se nota mucho, lo siento) sin ningún interés por el mismo o haciéndose eco de algún escándalo o situación graciosa. Un ejemplo, ¿alguien recuerda que algún canal nacional haya dedicado un solo minuto al esquí en este último año? Eso sí, ocurre lo del dron que cayó a un metro escaso de Marcel Hirscher durante el slalom de Madonna de Campliglio (yo estaba viendo en directo la carrera en Eurosport cuando ocurrió) y todos abren con esa noticia, pero por supuesto nadie sabe quién encabeza actualmente la clasificación de la especialidad… ni les importa, que es lo más triste. Tranquilos, ya os lo digo yo, es el noruego Henrik Kristoffersen.

Imágen tomada del diario ABC. ¿Alguién recuerda la última vez que este periódico habló de esquí?

Imágen tomada del diario ABC. ¿Alguién recuerda la última vez que este periódico habló de esquí?

Hace unos días el Real Madrid le ganó por 10-2 al Rayo Vallecano, un partido que el simpático conjunto de la barriada sur de Madrid iba ganado por 1-2 hasta que dos expulsiones del conjunto rayista desnivelaron por completo el equilibrio de fuerzas del partido, haciendo que los del Bernabéu se pegaran un auténtico festín de goles (no sé si también de juego, no vi el partido). Luego he leído comentarios airados sobre el árbitro, y (pásmense) quejas sobre el exceso de juego del Madrid con un equipo mermado en efectivos. Y digo yo, ¿no podría el fútbol aprender algo del rugby para casos así?

Me explico, el rugby, aparte de ser uno de mis deportes favoritos, ha ido siempre de la mano del fútbol, de tal forma que creo que todos conocemos la famos frase de que  «el fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos y el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros»… bueno, quizás no sea exacta pero algo de razón sí que tiene. El rugby es un deporte duro, de contacto físico constante, pero noble como pocos. Salvo contadísimas excepciones un jugador jamás realiza una acción buscando lesionar a un compañero, las decisiones del árbitro no se protestan jamás, si eres expulsado por alguna acción eres el primero en pedir perdón a tus compañeros por dejarles con un hombre menos durante 10 minutos, si recibes un golpe te levantas enseguida sin fingir ninguna lesión y si no te levantas es que realmente estás lesionado de verdad, al acabar el partido te abrazas con los jugadores rivales y se comparten después con ellos unas cervezas (sí, con alcohol, en el rugby mariconadas las justas)… y jamás levantas el pie del acelerador durante un partido aunque el equipo rival esté con dos jugadores menos, porque hacerlo significaría un desprecio al rival que está dándolo todo sobre el campo y que quiere que tú hagas lo mismo.

Resultados de las primeras jornadas del pasado mundial de rugby, con algunos resultados abultados. Ningún equipo se quejó por ello

Resultados de las primeras jornadas del pasado mundial de rugby, con algunos resultados abultados. Ningún equipo se quejó por ello

Esta última razón es la que más me ha hecho despreciar los artículos que le daban palos al Madrid por «abusar» de un equipo mermado en efectivos. Lo siento señores, pero por cosas así el fútbol es un deporte de villanos jugado por villanos, porque no se respeta al rival. Y a este se le respeta dándolo todo durante los 90 minutos de partido, buscando el gol en cada jugada y, sobre todo, tratando de agradar a un público que ha pagado una entrada (nada barata, por cierto) buscando un espectáculo que, por lo visto, algunos juntaletras quieren cargarse apelando al espíritu del «buenismo» imperante en nuestra triste sociedad de un tiempo a esta parte. Reniego por completo de ese espíritu y desde aquí animo a todos los equipos a que renieguen de él también.

Quizás el fútbol adquiriese más interés para muchos aficionados si se adoptaran normas ya impuestas en el rugby y que han demostrado ser de gran eficacia. Como por ejemplo que el árbitro pueda detener el tiempo para atender a un jugador lesionado, con lo que de esta forma se evitarían las lesiones simuladas para perder tiempo. O que se utilizara el video para decidir sobre jugadas confusas, como por ejemplo sobre una supuesta agresión que luego en el video se ve claramente que no es tal, con sanción, en este caso, para el actor implicado… ya veríais como casos como el famoso desmayo de Busquets desaparecían del mundo del fútbol.

Si se pudiera usar el video para sancionar el teatro quizás dejáramos de ver acciones como esta

Si se pudiera usar el video para sancionar el teatro quizás dejáramos de ver acciones como esta

También sería interesante que se implantaran expulsiones temporales de 10 ó 15 minutos para no condicionar tanto al equipo que las sufre y mantener las de partido para acciones realmente violentas. O también la de castigar las constantes protestas hacia el trio arbitral con metros de ganancia para el rival, de tal forma que una falta cometida en el centro del campo se podría llegar a lanzar casi bajo palos si las protestas de los jugadores fuesen continuadas. Ya veríais lo que tardaban los entrenadores en prohibir a sus jugadores hacerlo. Ojo, esto no es nada nuevo y no pasa solo en el rugby. En la liga de fútbol australiano o footy (que comento en Eurosport) hace años se implantó una norma por la que las airadas protestas a un árbitro pueden ser sancionadas con 50 metros de penalización para el equipo. He visto acciones que han acabado con un lanzamiento bajo palos por esta cuestión, pero la realidad es que casi nunca se protestan las decisiones arbitrales por este motivo, algo impensable en la década de los 80 en la que los árbitros recibían toda clase de improperios sobre el campo, un poco al estilo de lo que ocurre hoy en día en el fútbol llamémosle europeo. Y volviendo al rugby, os recomiendo que le echéis un vistazo a este artículo sobre Nigel Owens, uno de los mejores árbitros del mundo y que es famoso por sus broncas a los jugadores. No me digáis que no es admirable que un montón de tíos de 120 kilos de peso y con unas espaldas similares al armario que tenía mi abuela en su dormitorio le escuchen como corderitos y asientan a todas sus palabras, reconociendo el error cometido. ¿Veremos esto alguna vez en el mundo del fútbol?

El galés Nigel Owens es uno de los mejores árbitros de rugby del mundo

El galés Nigel Owens es uno de los mejores árbitros de rugby del mundo

Lo dicho, me gustaba el fútbol como al que más, pero el fútbol de antes, no el de ahora. No soporto los veranos interminables en el que el periódico de turno saca todos los días un fichaje estrella para vanagloriarse de haber predicho el que luego se hace efectivo… leches, pero si has anunciado cuarenta y tres fichajes en mes y medio, alguno acertarías ¿no? Y además, que mientras sigan existiendo deportes como el rugby, que fomentan tanto los valores del compañerismo y la lealtad, sinceramente que el fútbol se aparte y deje paso a su hermano mayor, o que aprenda de él y adopte leyes que le harían volver a convertirse en un modelo a seguir.

Y para terminar, ¡#FuerzaAlberto!

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